
Todos somos conscientes de la necesidad de racionalizar nuestro consumo y un primer paso es calcular la potencia necesaria en nuesta instalación. Con un simple cambio de potencia podemos reducir nuestra factura considerablemente. Y, ¿cómo podemos hacerlo? En la factura de la luz aparecen dos tipos de coste: el fijo, correspondiente a la potencia contratada que se paga por día, y el variable, en función de los kilovatios hora que consumimos y que dependen de los usos de cada hogar.
Básicamente la potencia es la medida de capacidad para asegurar el funcionamiento de los aparatos eléctricos que tenemos en casa. Esta capacidad puede contratarse en diferentes tramos fijados por el Gobierno, pagándose más cuanto más alto es, siendo los más habituales 3.45 kW, 4.6 kW, 5.75 kW, etc.
Y aquí es donde entra en juego el análisis de tu consumo ya que la elección del tramo de potencia corresponde al usuario, en función del número de aparatos eléctricos que necesite poner en marcha simultáneamente.
Por regla general se contrata más potencia de la que realmente se necesita, por miedo a que los “plomos” salten constantemente, pudiendo conllevar un gasto superfluo. Si por el contrario se contrata menos potencia, tendremos un cuello de botella, ya que saltará el diferencial si encendemos demasiados aparatos juntos.
Según la ONG Bájate la potencia, “la potencia que tenemos contratada en España entre todos los consumidores es 1/3 mayor que la que hay realmente instalada para producir energía, así que tenemos, en promedio, margen más que suficiente para bajar nuestra potencia contratada”.
¿Cómo bajar la potencia contratada sin afectar a la estabilidad del suministro?
Para saber cómo calcular la potencia necesaria hay que tener en cuenta lo siguiente:
- Si se utiliza gas o butano: si además de electricidad tenemos gas en casa, dependiendo de qué elementos funcionen a gas, la potencia a contratar será inferior.
- Los aparatos eléctricos que hay en casa: los que emitan calor o frío siempre demandarán más potencia. Es importante conocer qué potencia precisan los aparatos más grandes. Habitualmente la vitrocerámica, termo eléctrico, horno, lavadora y lavavajillas son los que más consumen, junto al A/C y la calefacción.
- Cuántos aparatos eléctricos se usan al mismo tiempo: También es importante saber si es necesario usar distintos electrodomésticos al mismo tiempo, o si pueden ponerse en marcha secuencialmente, evitando una necesidad de potencia extra.
- Cómo se utilizan: Si siempre se lava con agua fría o hasta 30º, se puede llegar a reducir el consumo hasta un 60%. Además, utilizar los programas ECO, aunque sean más largos, siempre ayuda. También es posible que salga más a cuenta reemplazar los viejos electrodomésticos: una inversión que se amortiza en poco tiempo gracias a lo que nos ahorra.
Para conocer la potencia más adecuada que debemos contratar, es recomendable seguir las siguientes reglas:
- Calcular la potencia máxima que potencialmente podemos necesitar, sumando la de los electrodomésticos de mayor consumo (vitrocerámica, termo, A/C, calefacción, horno, lavadora, lavavajillas, secadora, etc.), añadiendo 1 KW al resultado para incluir los pequeños aparatos que podemos no haber tenido en consideración (el consumo de cada electrodoméstico aparece en la etiqueta del mismo).
- Calcular la potencia mínima necesaria, descontando aquellos aparatos que no utilizaremos simultáneamente (por ejemplo, nunca pondremos la lavadora a la vez que la secadora, o la vitrocerámica y el lavavajillas).
- Calcular la media energética sumando el consumo mínimo y el máximo y dividirlo por dos.
La potencia resultante de este cálculo nos dará una orientación fiable sobre la más recomendable a contratar.
Desde Escandinava de Electricidad, animamos a los usuarios a comprobar la potencia contratada y a realizar el cálculo que proponemos para obtener la potencia más adecuada y conocer el ahorro potencial – nunca mejor dicho- para el hogar y para el entorno.